El 4 de octubre de 1957, la Unión Soviética (URSS) puso en órbita una bola de aluminio de menos de 2 pies de diámetro. Esto puso en marcha una serie de eventos que cambiaron nuestro mundo para siempre. El dispositivo simple marcó una nueva era de logros tecnológicos. También sacudió la confianza del pueblo estadounidense, que en ese momento estaba convencido de que su nación era el país científicamente más avanzado del mundo.
Ese dispositivo fue el Sputnik, el primer satélite artificial. No tenía mucho que ver y no tenía características o funciones avanzadas. Pero marcó la primera vez que los humanos pusieron una estructura hecha por el hombre en órbita alrededor de la Tierra. Y también demostró que la Unión Soviética, el enemigo de Estados Unidos durante la Guerra Fría, había desarrollado un sistema de misiles balísticos intercontinentales (ICBM). Tal sistema podría lanzar ojivas nucleares a objetivos en el otro lado del mundo desde la URSS. Hizo obsoleta la antigua superioridad aérea de Estados Unidos.
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Debido a que el satélite transmitió repetidamente una señal de radio simple, los radioaficionados entusiastas de todo el mundo pudieron escuchar a este pequeño objeto emitir pitidos mientras orbitaba la Tierra. No se podía negar el logro de la Unión Soviética. La evidencia estaba disponible para cualquier persona con un radioaficionado.
El lanzamiento del Sputnik fue responsable de muchas cosas. La brecha de misiles percibida impulsó al gobierno de Estados Unidos a acelerar sus programas de misiles ofensivos y defensivos. También dio inicio a la carrera en el espacio — un período competitivo en el que la URSS y los Estados Unidos intentaron ser los primeros en lograr hitos importantes en la exploración espacial. Incluso fue indirectamente responsable de la creación de Internet. Eso es bastante sorprendente para un dispositivo tan primitivo.
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